jueves, 27 de mayo de 2010

Cita previa

El vestíbulo está lleno de gente. Está acomodado con cinco hileras de asientos a un lado, compuestas de cuatro cada una. Un total de 20. Y están todos ocupados. También hay gente de pie que espera junto a la pared su turno. Pero en el mostrador no hay nadie y se dirige hacia el. Tras este, un guarda jurado, joven y desgarbado, repasa una revista. De aspecto cansado, pero no por el fatigoso trabajo que desempeña ni una demanda extensa de información, parece ternelo todo bajo control, un orden que bien podría venir por si solo de la misma forma que si fuera un orangután quien estuviera al cargo. Es de esos individuos que nunca consigue cerrar del todo la boca, manteniéndola ligeramente abierta, augura una sequedad constante de su cavidad bucal, acompañada de una agria halitosis, lo cual obliga a cualquiera a mirarle con cierta expresión de repugnancia.
Se presenta. Acto seguido el conserje Chuck Norris y licencia para portar porra pero no arma de fuego, consulta una lista de la que tacha su nombre y confirma la hora en la que tiene cita concertada. Le indica que tome asiento, si hubiera alguno disponible lo haría, y espere a que le llamen.
No lleva ni medio minuto en espera que el chaval recibe una llamada y al momento anuncia que aquellos que tienen hora para y media pueden subir al tercer piso. Esto es como una carrera de fondo, una escalada hacia la cima, un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad...
Se queda observado el perfil del boquiabierto muchacho, que no aparta la mirada de su lectura, aunque más bien parece echar un superficial vistazo a las fotos únicamente, y detecta como desprende un aire de estupidez sólo por esos pocos milimetros que provocan que sus labios permanezcan costantemente separados. Lo hace desde un asiento que, automáticamente ha quedado libre al provocar una estampida la llamada del grupo de las 10:30.
Tiene hora para menos cuarto, pero sabe de antemano que en estos sitios no importa la hora que tengas, siempre serás atendido una hora más tarde, como mínimo, y tendrás que regresar otro día porque espetarán que te falta algún documento imprescindible para la gestión que has ido a realizar...
Intenta distraerse con su propia lectura. Ha escogido un libro de relatos cortos, amenos y distendidos, lo suficientemente ligeros para poder mantener la concentración necesaria en una sala que sabe de sobras el bullicio está asegurado. Un murmullo ciertamente insoportable que le ocasiona dolor de cabeza después de asistir a este tipo de lugar. Y que termina por cerrar, de todas formas, el libro que lleve consigo, por más que de viñetas se tratara. Así pues, se limita a suspirar, un gemido largo y sufrido, desde el que expulsa una gran cantidad de aire comprimido en su estómago, y se conforma con observar.
Baja otro agente de seguridad titulado, preparado y cualificado para la repartición de números de turno con la nada despreciable y escasamente valorada capacidad y habilidad del uso del bolígrafo para el pertinente tachado de nombre en el listado de citas previas. Es bastante más viejo que el de cara de imbécil, probablemente sea este el último empleo que desempeñe antes de su jubilación. Al hombre se le intuye, sin necesidad de contar con demasiada suspicacia, el peso de los años, sobretodo la amargura que arrastra por haber ejercido durante años trabajos direccionalmente opuestos a su interés. También destila, por otra parte, ese aire prepotente que encarnan quienes disponen de un puesto inapreciablemente superior al de sus compañeros pero con la pizca de poder necesario, que no estima en absoluto de transparentar a su interlocutor, para rifar un trato de favor en función de si le gustas o no. Ahí un ejemplo: Recién llegada una mujer con rasgos de inmigrante, no especialemente agraciada fisícamente, se planta frente al mostrador y con mirada perdida intenta encontrar una respuesta, una palabra que le ayude a saber a dónde dirigirse, alguien que atienda sus demandas, para esta, en forma de súplica. Se cruza en su mirada la del guarda de seguridad más mayor, la de este, falta de toda caridad, le espeta con la misma dureza unas breves palabras acompañadas de un gesto que indica dirección, con levantamiento de cejas, hacia su joven y bobalicón compañero: “él, él la atenderá.” Y automáticamente deja de mirarla, como si desapareciera frente a él. Como si dejase de existir en el preciso momento en que se la ha quitado de encima con semejante menosprecio. A continuación, llega una joven morena, de exhuberantes curvas que taconea desde la entrada, recorriendo el largo pasillo hasta el mostrador, gracias a unos tacones de 20 centímetros por lo menos, inevitablemente (o conscientemente) se hace notar. La chica marca todo menos las distancias. Es cercana, sonriente, con paso firme y seguro se dirige a su objetivo. El viejo baboso, como era de esperar, le indica rápida y amablemente, sin dejar de desnudarla con sus ojos lascivos, todo lo que tiene que hacer, poco le falta para arrancar al chico con progmatismo de su puesto y colocarse él.
Y así, con el único entretenimiento posible en un lugar tan árido e inclemente como aquel, pasa las horas hasta que finalmente es atendido. Después de desperdiciar dos horas de su tiempo, regresa a casa con la desazón de tener que presentarse la semana próxima con la documentación que le falta.

sábado, 15 de mayo de 2010

13 de Mayo, 2010

36.

¿Y ahora qué?

Pues ahora más de lo mismo. A seguir construyendo tu vida, poco a poco, sin pausa y sin descanso. tratando de sacar lo mejor de ella cada día. Superando las adversidades, los inevitables momentos chungos que a todos nos toca pasar tarde o temprano.

Mi vida no es particularmente especial, ni aventurera, divertida, trepidante, emocionante... Mi vida es bastante común, vulgar, ordinadira, gris... estos serían calificativos que muchos considerarían despectivos, peyorativos, insignificantes... Bueno, a fin de cuentas, es mi vida, y sólo por eso ya es especial para mí.
Suelo decir a cada año que pasa y voy cumpliendo que ahora ya sólo me espera la debacle, la nefasta decadencia, caía libre en picado directa al final... Pero luego llega otro año más y pienso, recapitulando, pues tampoco ha estado tan mal... digamos que es un camino largo y llano, bastante árido por el que caminar, y que, es cierto que a cada paso que doy parece irse empinado ligermante la cuesta, pero, hay ocasiones en las que puedo rodar, y es un gustazo. Así pues, a intentar seguir rodando.

sábado, 8 de mayo de 2010

Miquel. 15 años en la calle.


Semanas atrás, leyendo una entrevista en El País conocí a Miquel Fuster. Un dibujante de cómics. Su historia me resultó muy interesante, probablemente por la dureza de su experiencia, pero sobretodo por su manera de expresarse y transmitir su mensaje. Miquel no vende su drama, al menos esa es la sensación que me da, expone su vivencia personal, como la de tantos otros en su situación durante los quince años que vivió en las calles, alcoholizado y sin ningún tipo de esperanza de futuro. Su suerte es haber tenido el talento y el gusto por la pintura, creo que eso le ha salvado de quedarse, como la inmensa mayoría en nada. Lo que me gusta de Miquel es que no culpa a nadie de su anterior situación, no vende pena, sólo expone su propia miseria. Alcoholizado, consiguió desintoxicarse gracias al apoyo de unos pocos que creyeron en él y ante todo por su fuerza de voluntad, pues por más que haya quien esté dispuesto a echar una mano, sin la convicción de uno mismo no hay resultado alguno positivo.



Hoy vuelvo a leer otra entrevista, esta vez en "La Contra" de la La Vanguardia. Supongo que gracias a la repercusión en Catalunya de la diada de St Jordi sumada al Salón internacional del cómic en barcelona (FICOMIC), su último libro, “Miguel. 15 años en la calle”, se está dando a conocer en todas dimensiones.

Mi pareja me preguntaba recientemente si a mí me gustaría que me regalesen algún cómic. No soy una aficionada a este tipo de lectura, pero en mis casi 36 años puedo citar algunos cuantos que sí he leído. De las diferentes categorías que existen podría decir que tiendo a los de autor y el humor gráfico. Durante años fui lectora de El Jueves. Sin olvidar que de niña leía las historias de Esther (esta es una de esas confesiones inconfesables que se hacen sólo muy de vez en cuando pues una tiene una reputación que mantener...), o los clásicos tebeos de Escobar de Zipi y Zape y Carpanta, algunos de Mortadelo y Filemón (aunque reconozco que las historietas de Ibáñez no eran mi fuerte), pasando por las tiras de Mafalda y Gardfield una vez entrada la adolescencia, y ya en la juventud, los libros de Ralph König (Lisistrata, El hombre deseado, Pretty Baby y el condón asesino, todas ellas adapatadas al cine). En la disciplina del cómic hay espacio para todo, quien crea que sólo existen tebeos para críos, tiras de humor o manga, de acción y aventuras, heroes y porno, se equivoca. “Maus” es un cómic que relata la historia de un superviviente de la alemania Nazi a su hijo Art, precisamente el autor del cómic y ganador del premio Pulitzer. Y así llegamos a la propuesta de hoy, de nuevo cito “Miguel, 15 años en las calles”, del cual tengo ganas de disponer, disfrutar de sus gráficos y leer.

domingo, 2 de mayo de 2010

Inúndate de arte... cuidado no te ahogues.

InundART es un encuentro y muestra de arte multidisciplinar que lleva dándose en Girona durante los cinco últimos años.



No voy a entrar en juicios particulares (o sí), porque seguramente estaría condicionada a mis prejuicios en lo que se refiere al arte contemporáneo, que no es precisamente una opinión muy positiva la que tengo, pero tampoco sería justo quedarme en la superficie, dado que no soy ninguna entendida, simplemente me limito a expresar lo que siento, lo que me sugieren, las distintas manifestaciones... artísticas que presencio.
Tampoco he seguido el encuentro minuto a minuto, digamos que, no pertenezco a ese mundo, y si no fuera por su salida al exterior, ni me habría enterado del evento. Pero claro, como obviar la construcción de una estructura como vereis más adelante en documento gráfico, creándose precisamente justo debajo de mi casa...
Esta mañana, de vuelta del trabajo y con las calles desérticas, me he dado una vuelta (tampoco el recorrido era demasiado extenso...) alrededor de mi domicilio y he hecho unas cuantas fotos del arte que me he ido encontrando a mi paso.
El primer puente que he cruzado es el de St Agustín, para ir a hacer la foto que pretendía, la de la obra que ayer construían debajo de casa y desde el cual se podría ver perfectamente, y de la cual hablaremos más tarde... Y me he encontrado con un puente mojado (toda la noche ha estado lloviendo) con parte de las barandillas que hay a ambos lados cubiertas por... ¡¡¡ jerseys de lana enrollados!!! Arte no se, pero imaginación no les falta... Yo lo primero que he pensado es que era una lástima que se hubieran mojado tanto, de estar secos tal vez podría haberme llevado alguno, que ando justa de ropa. Valeee... mi conciencia también me ha dicho que ese pensamiento era muy feo... pero más feo es pasar frío.
Lo que es chulo es el color que daban al puente, todo hay que decirlo. Y también he pensado (es que tengo un pensamiento pragmático) ¿De dónde habrán sacado tantos jerseys?



Pasado el puente, mientras bajo las escaleras, me encuentro con este mural enganchado a la pared. En la parte inferior se puede leer: Arte Low Cost. Y es que mucho no se han gastado, no...



Al cruzar el puente, si giras a la derecha, te encuentras con la rambla. En una papelera próxima capto esto: Un "Space invader" con una flecha que indica una dirección a seguir. Evidentemente te lleva al puente de hierro en el que está la estructura que me ha llevado a todo esto. Quiero pensar que es un guiño y no una casualidad o directamente un plagio de esto otro



Sigo rambla arriba y atención a lo que me encuentro. Lo lamento, para esto no tengo palabras...



A media altura de la rambla hay un minitunel por el que se accede al puente de hierro, y el que atravieso para ir hacia casa, y hallo más arte. Bueno, mi capacidad de concentrar mierda visual empieza a agotarse, sin embargo, pese a que el garabato escrito en la pared me parece de una chorrada suprema, la sombra enganchada me gusta. Claro que me gustaría más si hubiera aparecido un buen día, de la noche a la mañana, sin tener que formar parte de una expoción de arte en la calle... Para mí, siendo así, con sus permisos obtenidos etc... pierde toda la gracia.




¡Y por fin llegamos al puente de hierro! Aunque la foto está tomada desde el paralelo San Agustín, porque desde el mismo puente de hierro o conocido también por el de les peixateries velles, es imposible tomar una fotografía y que se aprecie bien lo que se quiere mostrar, pues está colocado justo sobre este, y también colgando... como se ve. El invasor del espacio debería estar formado por globos verdes, pero le quedan pocos al pobre ya... pero todavía se ve claro lo que es, ¿no? Yo quiero insistir en que espero sea un guiño, pero vamos, la broma debe haber costado lo suyo... contratación de grua, etc... Bueno, todo sea por el... arte.



Así llegamos al final de este trayecto, espero les haya gustado, ja ja, y que los señores y señoras artistas/diseñadores y demás fauna hayan debatido y hablado mucho sobre el arte en todas sus modalidades y que arreglen el mundo de paso, o por lo menos, lo pongan un poco más bonito... Por que creo que este arte contemporáneo es en lo que está cayendo... Si hay mensaje social, denuncia, agitación de conciencias... yo, no lo he visto.