lunes, 29 de junio de 2009

Una reaccionaria actitud más de los rancios sectores del conservadurismo

[Noticia]

Leer un manifiesto durante un acto en el día del orgullo LGTB no atenta contra los derechos de los niños, ni los utiliza ni mucho menos los manipula, y sí los hace partícipes de la educación que todo niño o niña tiene derecho a recibir, a reclamar poder tener la tranquilidad de que no va a ser reprendido por ser diferente, a saber respetar de verdad, no como esos adultos que dicen hacerlo pero después pretenden poner una venda en los ojos y tapones en los oídos a sus hijos por temor a ser contagiados por el virus de la homosexualidad, o no vaya a ser que, por entender y respetar que cada cual sea como sea, esto sea motivo que incite hacia una determinada orientación sexual. ¿Cómo pretender dejar a un lado a los menores? Claro, se entiende viniendo de las mismas personas que salen en las manifestaciones organizadas por el foro de la familia en pro a la idea de familia tradicional, compuesta por la figura del padre y de la madre heterosexuales y sus hijos (supuesta e idílicamente heterosexuales también), pues ya me dirán ustedes qué hacemos con el resto de colectivos, ¿Les mandamos a los hornos crematorios para exterminar esa lacra social de una maldita vez? Seguro que más de uno así lo querría, quien sabe, si en lugar de España vivieramos en Arabia Saudita, o cualquiera de los siete paises restantes que todavía castigan con la pena de muerte la homosexualidad, todavía sería viable, pero resulta que no va a ser posible. Por tanto, que mejor ya desde la infancia y por descontado desde las escuelas, educar bajo el respeto por la diversidad, tanto cultural como sexual, para tratar de hacer un mundo más justo, en donde la diferencia no suponga una amenaza, si no un enriquecimiento plural, en donde poder vivir tranquilo y en paz aceptando a cada cual ser como es. Quien quiera educar bajo un concepto tradicional, que sea libre de hacerlo, pero que quien quiera hacerlo desde otra perspectiva, que tenga la opción también de poder llevarlo a cabo sin que por ello organizaciones como el IPFB efectúe denuncias que en mi opinión, son de por si, totalmente denunciables. Los rancios sectores del conservadurismo deberían idear otras estrategias para sus campañas basadas en la intransigencia, puesto que ya apestan demasiado.

Aquí sí había miga por la que discutir...
Y sin embargo, lo aplaudieron.


Y sin más comentarios...

miércoles, 17 de junio de 2009

De lo que (mejor no) podría hablar

Podría escribir sobre aquellos maravillosos años (ahora lo parecen, entonces eran lo más parecido a vivir en el infierno, y es que el tiempo nos enseña que todo es tan relativo...) en los que, mi amiga y yo, bajábamos por la colina asfaltada descalzas a la salida del instituto, y ese chico que me gustaba aparecío en bicicleta y se paró a caminar junto a nosotras sumándose a nuestro pequeño acto símbolico de rebeldía contra lo establecido y descalzándose también hasta llegar al final del camino y tomar direcciones opuestas, esta vez ya, con los pies cubiertos por nuestros zapatos y una capa de roña añadida a nuestras plantas. Sí, de vez en cuando me acechan esos recuerdos románticos,probablemente distorsionados al entrar en juego la caprichosa memoria, un tiempo en el que todavía era una idealista, aunque ya apuntaba maneras, pues ya poseía mi característico sarcasmo, lo cual resultaba extraño siendo una ingenua soñadora, de lo que hoy por hoy ya no queda rastro.

Podría escribir una entrada anecdótica, historias no me faltan, palabras menos, si de algo ando sobrada es de verborrea descontrolada.
Pero no tengo ganas.

Lo que sí podría, sería escribir sobre lo mierda que es vivir con 3€ en el bolsillo para lo que resta de mes, y eso a día 5. Y esforzarse en no perder la sonrisa. Y lo mierda que es lamentarse una y otra vez y obligarse a tomar conciencia cada día de que la suerte de uno no se debe medir por lo que carecemos, si no por lo que tenemos, nos lo ganemos o nos lo den por propios méritos, o afilaría más: lo que realmente necesitamos. En la mayoría de los casos, un par de pulmones que sigan respirando sin tener que recordárselo a cada minuto bastan. Vale, y alguna que otra cosilla más.
Pero este tema me agota, me cansa y me deprime, y eso trantando de aplicar una perspectiva cargada de positivismo, supongo que tanto buen rollo e imposición de sonrisa me causa el efecto contrario.

Podría dejar de ser tan profunda(mente deprimente) y escribir sobre la última serie que me he ventilado en un par de semana, lo mío sólo tiene un nombre: puro vicio. 5 temporadas en un tiempo record. Mi vida social peligra en la misma proporción en que augmenta mi tendencia al aislamiento entre las cuatro paredes que por suerte, retomamos la visión positiva de la vida, me puedo permitir pagar, y que me son más que suficientes para disponer de una feliz y agraciada existencia.
Pero no lo haré, hay quien todavía me importa y que aun no la ha visto.

Podría hablar de sucesos que pasan y no en la ficción, y ni siquiera más allá del charco, en Estados Unidos, no, en el pueblo de al lado, de lo incomprensible que resulta que un crío de 10 años se vuele la cabeza intencionadamente.
Pero resulta demasiado doloroso y hay cosas con las que teniendo un hijo prefiero no tenerme que afrontar, no por ello dejar de reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos, la presión a la que nosotros mismos nos sometemos y arrastramos a los demás hasta apretar demasiado la soga, provocando la asfixia.
Ya puestos, como el bueno de Carradine, que sea desde el placer y no desde el sufrimiento, aunque, ¿ Quien dice que no vayan unidos?

Podría hablar de lo quemada que estoy de tantas cosas, de que necesito con urgencia vacaciones y todavía queda un largo mes y medio hasta que estas lleguen... Pero sólo ayudaría a hacer más larga la espera.

Podría quejarme y decir, Nacho, pero que mal, muy mal, el vídeo oficial de tu dry martini SA es una puta mierda, por más que te idolatre, la coprofagia no es lo mío y no tragaré con tu mierda. Aunque esto último es tan banal, superficial, prescindible, supérfluo, y mezclarlo con lo realmente importante es rebajarme a la frivolidad, pues no está tan mal. No el vídeo, digo. Si no tomarse por unos momentos lo real a la ligera, para poder digerir que es esto lo que nos ha tocado vivir, y no hay más.


Y ya puestos, creerme la publicidad y pretender que la vida sea como un anuncio de cerveza, sin niños, sin gente mayor, sin feos o feas, sólo gente joven y guapa, la que triunfa en los sueños de lo que debería ser una estupenda y gratificante experiencia vital, luego sobrepasado el umbral de los 35 nos metemos una inyección letal y ya está. O supongo que, con los años, seguiré aprendiendo a relativizar. Y quien sabe si, si llego a los 50, dejo de estar amargada.

Por el momento voy a centrarme en hablar de un nuevo descubrimiento musical que contribuye a hacerme más soportable el tener que moverme de un lado a otro: Woods y su Rain on, de su último álbum “Songs Of Shame”. En mi estilo: nostálgicos, suaves, guitarras que no falten, voz masculina, aunque por momentos podría incluso resultar odiosa. Apetece escuchar tumbada y fumando, pero ni eso me provocar a retomar el hábito, que el pasado lunes cumplí un mes de haber dejado.