PERSONALIDAD:
f. Conjunto de las características y diferencias individuales que distingue a una persona de otra.
En un episodio de la serie 3 Libras (serie que no sigo y ni conocía de su existencia hasta anoche), unos neurocirujanos “arreglaban” el cerebro de un hombre que padecía depresión desde hacía tres años. Insertándole unos cables y mediante corriente eléctrica controlada a través de un mando externo, podían regularle las emociones y los pensamientos.
No estoy muy puesta, por no decir que soy una absoluta desconocedora, en medicina pero diría que hoy por hoy esta sería una práctica inviable. Pura ciencia ficción. Creo entender que se avanza en la investigación para conocer el origen y la/las causas de múltiples enfermedades mentales que a día de hoy son difíciles de explicar e incurables. La depresión es una de estas enfermedades por las que se intenta encontrar soluciones más efectivas a las que por el momento disponemos. El sistema nervioso es complejo, existen determinados orígenes de esta enfermedad en los que las posibilidades de mejora son factibles, en algunos casos mediante terapia y/o administración de fármacos, como los reguladores de seretonina en caso de que el origen sea genético.
Más allá de la realidad científica de la que disponemos, de la cual tampoco soy la persona más indicada para desarrollar dicha materia, en el hipotético caso de que, lo que plantea el episodio pudiera llegar a suceder, una serie de cuestiones me acechan repentinamente:
¿Avanzaremos hasta tal punto en el que la personalidad se pueda escoger a la carta?¿Si esto fuera posible, quien se encuentra en pleno derecho para decidir esto?¿La persona directamente implicada?¿Debería regularse debido al mal uso que podría darse de esta práctica con las pertinentes consecuencias que podrían derivarse?¿Quien o qué organismo sería el encargado?¿Las autoridades?¿Un equipo profesional cualificado?¿Y en este caso, quien supervisa a los supervisores y así sucesivamente?¿Sería lícito cambiar aquello que no nos guste de nuestra forma de pensar o de nuestro comportamiento de la misma manera que lo es hoy en día poder decidir cambiar nuestro aspecto físico a través de la cirugía?¿Sólo podrían someterse a estas intervenciones exclusivamente las personas bajo prescripción médica o se podría acudir a centros de iniciativa privada para interferir en aquello en lo que cada cual no se encuentra a gusto de su forma de ser?¿Dada la posibilidad de efectuar este tipo de operación quirúrgica existiendo con ello la alteración mental, aunque sea en beneficio a uno mismo y/o al conjunto de la sociedad, no se, se me ocurre el revolucionario invento de poder acabar con la psicopatía, dejamos de ser “nosotros mismos”?¿Esto acuña la frase: El fin justifica los medios?¿Abarca una cuestión filosófica, ética, moral o científica exclusivamente o la suma de todos los factores?¿Que peligros aguarda semejante revolución? ¿Barajados los pros, estaríamos dispuestos a pagar el precio de los contras? Así de pronto me viene la imagen de un conjunto de seres clónicos en ideas y pensamientos, con idénticos gustos y con ello vestimentas, humanos más próximos al concepto de humanoides que a seres con identidades individualidades aunque con caractéristicas comunes como se da en la actualidad.
Es probable que el arte, entendido como hasta la fecha, dejase de existir, porque sin personas traumatizadas, atormentadas, dolidas, no habría la proliferación creativa tal y como la conocemos. Muchos de los grandes talentos y artistas de la historia contaban y cuentan con sus “disfunciones cerebrales” como impulsor para dar rienda suelta a la creatividad, siendo dueños a la vez de ese pesar de bendición y maldición al mismo tiempo. Hay quien afirma con rotundidad que el sufrimiento, la infelicidad, la pena y la desgracia generan las mejores manifestaciones artísticas. Que muchos genios en diferente areas, no sólo en el arte, lo eran o son a consecuencia de una irregularidad en su cerebro. Sí, la factibilidad de reparar “taras neuronales” fuera posible, implicaría la desaparición de estos brotes de genialidad de tal forma que dejarían de producirse infinidad de cosas maravillosas, las pérdidas serían atroces. Sería probable que la inmensa mayoría nos lanzásemos a la búsqueda del máximo exponente de felicidad a control remoto elevando o disminuyendo la carga eléctrica aplicada pero, la duda persiste en la teoría y yo me pregunto, ¿Todo se reduce a la conexión de una red neuronal?¿Todo en nosotros, comportamiento, pensamiento, emociones, gustos, se debe a reacciones químicas, físicas y/u orgánicas?¿Qué hay entonces de las teorías ambientales?¿Podría la conducta modificarse mediante un interruptor? Y lo que más me inquieta, ¿Para ser feliz debería renunciar a “ser yo” como hasta ese momento me he conocido y asumir que me gustasen los dibujos naif de tonos pastel o las películas con final feliz?
Por cierto, al final del capítulo, el paciente sufría una infección en el cerebro que les obligaba a retirar los cables con lo que volvían al punto de partida: Un hombre con una profunda depresión y una mujer y un hijo nuevamente tratados por su psicóloga para ayudarles a aceptar que su padre y esposo se iba a quedar en ese estado de forma permamente.