viernes, 18 de julio de 2008

Paso a paso

Las cinco fases según la Dra Klüber-Ross que todo moribundo atraviesa durante el proceso de enfermedad que le conduce hacía la muerte son: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. También pueden aplicarse en otras situaciones traumáticas que nos depara la vida, es interesante saber identificar en qué estado nos encontramos en cada momento para superar el trauma.

El resentimiento no es bueno, nada bueno, y uno debe hacer todo lo posible por desprenderse de él, pero ¿Cómo? No es fácil cuando tratas de olvidar y, una y otra vez, por azar o circunstancias vuelven a ti las heridas que intentas cicatrizar.

Hoy he entendido que una manera de limpiarse esa lacra del despecho, que impregna más allá de tu piel, es no dándole rienda suelta; mirar directamente allá donde más duele y decir: Paso de esto. No quiero este sentimiento en mí. Por difícil que se nos haga, al final tenemos que terminar por enfrentarnos a nuestros demonios. Después, alegremente, mirar hacia otro lado porque, afortunadamente, en la vida existen multitud de caminos que podemos tomar.

A priori parece sencillo, se podría pensar: ¿Y has tardado mucho para llegar a esa simpleza de resolución? Pues sí. Y ha sido como una explosión que estalla de repente, sin pretensión ni previo aviso. Estaba al borde de caer en el rencor, en tomar una actitud corrosiva, cuando un impulso superior me ha alejado de, algunos podrían decir, de mi propia naturaleza, y me he sentido bien. Ya es casualidad que en ese mismo instante un músico en la calle empezara a hacer sonar a ritmo de saxofón esta canción.

lunes, 7 de julio de 2008

Maldad

La desconfianza, las cosas mal hechas, la maldad humana (tan intrínseca en todos nosotros), el haz tu bien y no mires por quien... Estamos rodeados. Definitivamente creo que padezco una paranoia del tipo persecutorio, luego, en momentos de mayor lucidez, recapacito y veo que no solamente soy yo la única perseguida. Trotamos al acecho de unos contra otros, de unos por otros, bien no viene a ser lo mismo, con lo fácil que podría ser el vive y deja vivir (bien, sin concesiones ni actitudes de perdonavidas), pero nos mueven los intereses. Los malditos intereses siempre tan definidos con su nota en mayúsculas de lo personal. Motivos no nos faltan, nadie puede penetrar con totalidad en ninguna mente humana, incluso en ocasiones, ni en la propia. Estamos condenados a la duda. Que por otra parte, a veces, no deja de ser una bendición. Pero trato de hallar respuesta a una pregunta, hay que dirá pueril, sí, ¿Es necesario para tu beneficio mi perjuicio?